En REFLEXIONES AL AIRE, seguimos hablando de TEATRO
29.02.2020
L. Fernando Sáenz de Miera Pastor

A veces disfrazamos nuestros sueños, con apariencias de felicidad, para no herir, ni preocupar a las personas que queremos.
Esta es una de las ideas que saqué como reflexión de la obra que vimos el día 29 de febrero, “Travesías”, de la Asociación Teatral LaTEAdeTro, de Vacia-Madrid, en el XXIII certamen nacional de Teatro aficionado “Ciudad de Béjar”.
Una obra que nos llegaba con muchos matices de realidad de nuestra España de los años 40,50,60 del siglo pasado, y que todavía es de una actualidad rabiosamente actual.
El Teatro, lo hemos comentado muchas veces. No siempre es comedia, no siempre es pasar el rato, por pasar el rato, sin hacernos preguntas y cuestionarnos nada que nos comprometa con un drama, una denuncia o que nos espolee la conciencia y el compromiso de ver que a nuestro alrededor de comodidad, hay personas y personas que están en una situación de auténtica desgracia, que sufren todo tipo de desprecios e incomodidades en sus vidas. Y en ese sufrimiento siguen teniendo esperanzas, siguen teniendo ilusiones para sus vidas y para sus familiares. Y para ello tienen que dejar su tierra, su familia, sus costumbres. Y para ello tienen que despojarse de casi todo, y a veces hasta de su dignidad, ante el abuso de otras personas desaprensivas.
Tan solo les queda su orgullo y sus sueños. En eso convierten el motor de su esperanza.
Los doce actores de TEAdeTRO de Vacia-Madrid, a lo largo de toda la obra fueron situándose en el escenario, con movimientos originales, en un intercambio de maletas y composiciones dando a las escenas una creación un tanto poética, de los que es la esperanza de un barco y la dureza de la humillación ante un control policial.
Una obra colectiva, me imagino, que salida de un taller de teatro, donde muchos movimientos en el escenario, me recuerdan a esos ejercicios teatrales, que se realizan en donde tanto la inspiración, como la creatividad dan juego, para luego aplicarlos en montajes de obras teatrales.
De una manera sencilla, pero plástica los actores y actrices, fueron desgranando su personal pobreza, miseria y razones para emigrar, para dejar familia, casa, en busca de una nueva esperanza que pudiera convertirles en hombres y mujeres nuevos ante un destino incierto.
Y en ese destino incierto puede surgir la bondad y la generosidad en las personas que viven esa situación de angustia, de incertidumbre. Es en ese momento, cuando la necesidad de ayuda, de generosidad brota de estos emigrantes, porque necesitan el cobijo de otros seres humanos. Y tienen que disfrazar sus sueños, ante la realidad de sus penas, para no dejar a sus seres queridos la angustia que están pasando… y seguir soñando, para no perder la esperanza, que es lo único que les queda. Hacer soñar a los que caminan junto a ellos.
Así pues, una vez más, podemos seguir soñando, y aunque la realidad de lo que vemos, de lo que vivimos, será más cruel, de lo que el TEATRO nos puede ofrecer, ya que las actuaciones y textos teatrales, siempre serán un reflejo de realidades concretas. Sin embargo, ¿no creéis que es importante soñar y seguir creyendo que la poesía puede seguir dando esperanzas a los seres humanos?. Por eso mismo el TEATRO, tiene su importancia, y podamos hacer esta reflexión con la que Calderón de la Barca nos dejaba” en “La vida es sueño”
¿Qué es la vida?, un frenesí;
¿qué es la vida?, una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.
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